La improvisación no es buena consejera, cuando se adoptan medidas para salir de dificultades, mejorar los procesos y tomar decisiones, en cualquier área operativa o financiera de una empresa.
Las decisiones deben sustentarse en realidades que sólo pueden conocerse y analizarse con certera precisión, por lo que se vuelve indispensable que la empresa cuente con una estructura clara, actividades delimitadas y metodologías.